Si Jesús estuviera entre nosotros y preguntara: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?" tendría muchas respuestas. Pero cuando pregunta: "¿Quién decís que soy yo?" la pregunta crea vibraciones serias. El hecho de confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, es emerger de la oscuridad de la razón humana y la condenación de la iniquidad humana a la luz gloriosa del Evangelio de reconciliación y paz con Dios, la que Jesús vino a traer por medio de Su encarnación y Su expiación.
¿Quién dicen los hombres que soy yo? 1
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