La cuestión es: Llega una persona a la iglesia, desconociendo a ciencia cierta de dónde surgió, y dice: ‘mira, soy cristiano, soy de Dios, y he venido aquí. Quisiera que los hermanos me busquen hospedaje. ¿Debemos recibir a esta persona?
El que quiere ser el primero, se meterá en un lío
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