En la misión del Reino de Dios, hay momentos para escalar y conquistar montañas. Pero llega el momento cuando es necesario bajar del monte y enfrentar la realidad. La situación del día a día es combatir las fuerzas del mal. Es necesario participar de una batalla, una lucha espiritual y, sin fe, la victoria no se puede alcanzar.
Una misión de otro mundo
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