Como niños preguntones con sus padres, nosotros le pedimos respuestas de Dios cuando no comprendemos los eventos en la vida: “Dios, ¿por qué?” En realidad, no necesitamos las respuestas tanto como necesitamos al Dios de las respuestas, y lo podemos encontrar en la intimidad de la adoración.
Del Por Qué a la Adoración (Parte 1)
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